Nos fuimos en tren.
Salimos de la estación de Almazán cuando apenas pasaban unos minutos de las 6 de la tarde.
Todos estábamos nerviosos por ver cuando llegaba el momento de salir a nuestra convivencia de fin de semana. En el viaje nos lo pasamos en grande. Teníamos un vagón para nosotros solos. Jugamos a lo que pudimos, merendamos de lujo con lo que nos habían puesto nuestras familias en la mochila y además cantamos un montón de canciones que nos hicieron el viaje más corto.
Una vez llegados a Chamartín nos cogimos el cercanías que nos iba a llevar hasta el Colegios Divina Pastora de Getafe. Allí nos esperaban con los brazos abiertos un montón de amigos de los otros dos colegios: los de Madrid y como no, los anfitriones de la fiesta: los miembros del Movimiento Calasancio de Getafe.
Cenamos deprisa pues rápidamente comenzaban las actividades preparadas.
Nos reunimos en un corro y nos sentamos en el suelo. De repente apareció un pirata que nos dijo que teníamos que conseguir juntar las piezas de un mapa para buscar un gran tesoro al día siguiente. Hicimos muchísimas pruebas a lo largo de un viaje por diferentes puertos de toda España. Nos lo pasamos fenomenal. Cuando acabó el juego nos fuimos a dormir a nuestros sacos.
A la mañana siguiente no hizo falta ni que nos despertaran los monitores, estábamos tan nerviosos por empezar la búsqueda del tesoro que nos levantamos antes de tiempo. Nos lavamos la cara, nos vestimos corriendo y bajamos a desayunar. Después fuimos a saludar a nuestro amigo Jesús a la capilla del Beato Faustino Miguez. Allí participamos de una bonita oración donde Dios nos dijo que el Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido. Y como Dios nos quiere mucho, nos regalo un sencillo colgante con una cruz. Dios nos quiere tanto que nos regalo a su propio Hijo: Jesús.
Al terminar la oración nos juntamos con nuestros monitores y nos fuimos por todo Getafe para buscar ese tesoro. Fuimos haciendo muchas pruebas. Algunas veces pasamos un poco de vergüenza porque la gente nos miraba cuando hacíamos las pruebas. Pero al final acabamos por el suelo haciendo la croqueta y riéndonos un montón. Al final de la gymkana descubrimos que el tesoro que habíamos estado buscando por la ciudad estaba dentro de nosotros, porque nosotros somos nuestro mayor tesoro.
Comimos todos juntos unos macarrones buenísimos y unas hamburguesas deliciosas.
Descansamos un ratito y empezamos una sesión de baile superdivertida que disfrutamos con todos los amigos.
También estuvimos un ratito con Madre Isabel.
Por la tarde - noche tuvimos un ratito de tiempo libre por las calles más céntricas de Getafe. Algunos aprovechamos para comprarnos dulces y un regalo para nuestra mamá.
La cena estaba buenísima. Pizza y croquetas de jamón. Y por la noche... el colegio se transformó en la casa del terror más horrible del mundo. Un juez loco condenaba a todos los que pasaban por el laboratorio a que les cortaran la cabeza. Un silencioso verdugo amenazaba con cumplir las condenas del juez. El carcelero llevaba sus cadenas haciéndonos pasar mucho miedo... y así uno tras otro... fueron apareciendo personajes que nos daban mucho miedo. Algunos solo pensábamos en gritar y correr lejos de allí lo antes posible.
Tras el terror que vivimos y con el corazón un poco alterado nos fuimos a dormir. El cansancio era más poderoso que nuestras ganas de fiesta.
Había salido el sol y con él se acababa nuestra convivencia. Por la mañana, después de un buen desayuno, había llegado el momento de recoger nuestros objetos y cosas para limpiar las clases en las que habíamos dormido. Después de dejar todo como lo habíamos encontrado, estuvimos preparando las canciones para la Eucaristía del día del DOMUND. Los niños y niñas de Getafe invitaron a sus padres para que vinieran con nosotros a celebrar esta fiesta que nos recuerda la gran labor que hacen los misioneros y misioneras del mundo.
Al final de la Eucaristía nos hicimos la foto de grupo.
Tras unos días llenos de alegría y diversión, llegó el momento de las despedida. Volvimos a coger el cercanías que nos dejó en Nuevos Ministerios. Allí nos montamos en el metro para desplazarnos hasta la Avenida de América, donde cogimos el autobus. Tras un viaje muy tranquilo donde todos estábamos tan cansados, llegamos a Almazán donde nos esperaban nuestros padres.
Ya sabéis... si os lo queréis pasar igual de bien que nosotros en esta convivencia...
¡¡¡APÚNTATE A LA PRÓXIMA!!!!
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